La Ley Beckham, oficialmente conocida como Régimen fiscal aplicable a los trabajadores desplazados a territorio español, fue introducida en 2005 y permitía a los trabajadores extranjeros tributar a un tipo fijo del 24% en lugar del 47% aplicable a los residentes. Esta ley ha sido muy beneficiosa para atraer a profesionales de alto nivel a España, ofreciéndoles contratos muy lucrativos.

Además de beneficiar en el Impuesto sobre la Renta, la Ley Beckham supone otras ventajas a nivel fiscal. Por ejemplo, el Impuesto sobre el Patrimonio se aplicará tan solo a las propiedades que se mantengan en España. En el caso del Impuesto de Sucesiones y Donaciones también se dará el tratamiento de residente a la persona extranjera, tal como en el Impuesto sobre la Renta.

Sin embargo, esta ventaja fiscal ha sido objeto de críticas durante años, ya que se considera que favorece a los trabajadores extranjeros en detrimento de los nacionales. Además, la Unión Europea ha presionado a España para que ponga fin a esta práctica, argumentando que constituye una forma de competencia desleal.

La decisión de Hacienda de poner fin a la Ley Beckham es un paso importante para garantizar la igualdad fiscal y la justicia en el ámbito laboral. A partir de ahora, todos los trabajadores, independientemente de su nacionalidad, estarán sujetos a las mismas normas fiscales.

Aunque esta decisión puede tener un impacto en la capacidad de las empresas españolas para atraer a profesionales de alto nivel, también garantiza un campo de juego más equitativo y pone fin a una práctica que ha sido objeto de controversia durante años.

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